Continúa tu visita teniendo en cuenta tu país/idioma

El 2 de agosto de 1914, Alemania dio un ultimátum a la Bélgica neutra pidiendo el libre paso de sus tropas para atacar Francia, de acuerdo con el Plan Schlieffen.

La respuesta del gobierno belga y del rey Alberto I fue negativa, en nombre del Derecho y del respeto de los tratados internacionales.

El 4 de agosto, sin declaración de guerra, 800.000 soldados alemanes cruzaron la frontera belga, desencadenando la Primera Guerra Mundial, ya que Inglaterra, que avalaba la independencia belga, declaró de inmediato la guerra a Alemania. En contra de lo que se esperaba, el ejército belga opuso gran resistencia.

Así pues, podemos decir que en Valonia falleció la primera persona a causa de la Gran Guerra, convirtiéndose también en la región que inauguró la brutalidad del s. XX, sufriendo una masacre de más de 5.500 civiles, destrucciones sistemáticas, violaciones y pillajes. Miles de belgas decidieron exiliarse.

Durante el mes de agosto de 1914 tuvieron lugar las grandes batallas de la Guerra de Movimientos. Se luchaba por todas partes y simultáneamente alrededor de los fuertes de Lieja, Dinant, Namur, Charleroi, Mons y la provincia de Luxemburgo en el contexto de la «Batalla de las Fronteras». En estos combates, las tropas inglesas y francesas intentaron detener la progresión alemana. Los combates en suelo valón facilitaron, sin duda, la victoria de la Batalla de La Marne y resquebrajaron el Plan Schlieffen.

El ejército belga luchó con valentía por todos los territorios en los que fue capaz, antes de reagruparse en Amberes y enterrarse tras el río Yser.

Bélgica conoció a continuación una ocupación militar brutal y duradera a lo largo de cuatro años, una vida cotidiana de gran dureza, en la que reinaban el hambre, las movilizaciones, las deportaciones y  la represió. Una experiencia de guerra total en la que los soldados belgas que luchaban al frente estaban separados por una «retaguardia» ocupada donde residían los suyos. En este contexto lóbrego, la resistencia civil se organizó en la sombra, a través de redes e individuos, en una lucha clandestina por la libertad.

Philippe Raxhon, historiador y profesor en la Universidad de Lieja

También te gustará